La espirulina fresca es la forma más sencilla y rápida de consumirla por quien la está produciendo en casa. En la Spiruchonade 2018 desde la Red Espirulina se presentó una pre-presentación sobre los pasos por una espirulina fresca más segura y con mayor duración.
Al consumirse en fresco se acorta su procesado, eliminando la fase de hacer los pequeños fideos y posterior deshidratado.
La contrapartida es su baja duración y la dudosa seguridad alimenticia.
Actualmente la fecha de duración de la espirulina fresca es de tan sólo 3 días en la nevera.
Este hecho se debe a varios factores que se explican a continuación:
- El medio de cultivo de espirulina con un pH de alrededor de 10, hace que otras bacterias que normalmente están presentes en cantidades muy reducidas no se puedan desarrollar. Cuando prensamos la espirauina el pH de ésta cambia drásticamente y permite que otras bacterias puedan desarrollarse.
- En el proceso de filtrado y prensado es posible que se rompan algunos filamentos de la espirulina, y así probaca el inicio de una oxidación más rápida. Como cuando una manzana mordida dura muchos menos días que una manzana que no presenta ningún mordisco o golpe.
- La espirulina si no está con un medio de cultivo óptimo no se multiplica y esto hace que otras bacterias sí puedan multiplicarse más rápidamente.
Seguramente hay otros factores importantes que determinan que la fecha de caducidad sea una u otra. Por ejemplo la humedad en la que se encuentra el producto final. En la imagen de la portada la humedad final es bastante elevada, lo que implicaría a priori una menor duración del producto final.
Algunos pequeños productores nos han hecho llegar sus experiencias donde la espirulina les dura de forma habitual sin estropearse entre 7 y 10 días. Sin apreciar una contaminación visual. Éste es un paso importante y esperamos poder compartir más información conforme más resultados van apareciendo.
Parece ser que una de las claves para obtener una espirulina con mayor duración es el lavado de la misma. Un lavado que permita reducir la carga microbiológica pero que no provoque un choque osmótico en la misma.
Otra clave puede ser la mezcla de la espirulina con otros productos que puedan aumentar su vida útil, como por ejemplo la miel con espirulina 50%/50% y refrigerada.
Seguiremos trabajando para poder hacer más fácil, accesible y segura la espirulina fresca